Las dificultades operativas, la recesión y la hiperinflación aceleran la salida del grupo español Inditex del país sudamericano.
El conjunto Inditex, que viene dentro , entre otros , por las fabricantes Zara, Mango, Bershka, Oysho, Massimo Dutti y Pull&Bear, deja Venezuela. La información se ha filtrado de fuentes vinculadas a la administración de las tiendas del grupo español en el país sudamericano, donde trabaja bajo el régimen de franquicias y no con tiendas propias como hace en la mayoría de casos. Las últimas cinco tiendas que quedaban, de las 22 que hubo en Venezuela, ahora han tapado los logos de la compañía.
Después de ser un floreciente negocio en Venezuela, donde el grupo desembarcó hace poco más de dos décadas, los negocios de Inditex pasaron múltiples años resistiendo una complicada coyuntura económica : crisis cambiaria y adversidades para importar; multas onerosas; hiperinflación durante los últimos tres años, y una caída general de la economía que se tradujo en una disminución en las utilidades de la compañía por falta de ventas. Las operaciones comerciales cotidianas se complicaron aún mucho más con la llegada de la pandemia y las restricciones de la cuarentena.
Inditex había respetado las múltiples limitaciones impuestas por los Gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, con estrategias afines a otras internacionales aún presentes en el país: aguantar y esperar tiempos mejores, ante un mercado comúnmente rentable como el venezolano.
Las adversidades de Inditex en Venezuela se ahondaron a medida que el Gobierno aumentó su control sobre la economía, en el año 2007. Desde ese momento , el chavismo abandonó su actitud de entonces, comúnmente permisiva con el sector privado, para adoptar otra mucho más problemática y mucho menos tolerante con el empresario en el marco revolucionario.
De esta forma nacieron los enfrentamientos con las áreas de trabajo estatales enlazadas a la fijación de precios o impuestos. Como otras compañías privadas del país enlazadas al comercio, desde 2013 Zara debió soportar los operativos de control de costos del Estado, que concentraban sobre los comerciantes la compromiso en el incremento de los precios e imponía severos castigos, como multas o cierres, a quienes consideraba transgresores de las reglas.
La gota que colmó el vaso de Inditex en Venezuela fue el escándalo vinculado a la aerolínea venezolana Plus Ultra, propiedad del empresario venezolano Camilo Ibrahim, quien por su parte es el propietario de las franquicias locales y administra los negocios de Inditex en el país.
Esta compañía aérea estuvo en el centro de la polémica recientemente por recibir auxilios financieros para sostener sus operaciones en España por la parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Aunque Ibrahim es un empresario de bajo perfil y no se le conoce filiación política, sus negocios han prosperado con mucha claridad en los años de Nicolás Maduro.
Los números de Inditex en Venezuela llegaron a ser muy satisfactorios en la primera década del siglo y sus artículos muy populares. En 2004, Hugo Chávez acusó a Inditex de estar cometiendo estafa fiscal, si bien la denuncia no llegó a mayores. En 2007, la compañía Phoenix World Trade, propiedad de Ibrahim, aceptó la representación de las marcas de la empresa a través del esquema de las franquicias corporativas. Hasta hace pocos meses, Inditex sostenía presentes 15 locales comerciales en Venezuela.